Hoy, tengo de nuevo ese terrible presentimiento.
De repente, siento que el tiempo se ha terminado. Dentro de algo más de medio día, habrá un vuelco general.
Siento que estoy en dos sitios a la vez. Siento como si, de repente, estuviera más allí que aquí. Y que todo se hubiese dispuesto para que me centrase en ver el otro lado.
Alli, les veo. Están ambos, pero ellos consiguen llegar, y yo me quedo atrás. Nos separamos.
Entonces, una luz me recoge, y me marcho con ella. Solo siento miedo, y un tremendo vértigo.

Y ella aparece en la escena tendiéndome la mano.
- ¿Estoy muerta? ¿O ellos lo están? ¿Por qué nos han separado?
- Ahora debes viajar sola, niña... Ha terminado todo lo que conociste. Los años que han pasado, no son casualidad. Todo coincide. El dos. El uno...
Hace 22 años se alinearon tres estrellas. De esa alineación, nació un ser. Algo parecido a un ángel, que escapó del cielo; que escapó de su destino y de su camino.
Cayó a la Tierra por una confusión, pero decidió quedarse.
Hay cosas en las que no puedes eludir inmiscuirte. Tratas de cumplir el destino que, por desobediencia, no estás llevando a cabo donde deberías.

Ahora es el momento de partir. Y tienes que irte sola. Pero hay alguien que te espera al otro lado. Cuando cruces, una luz cegadora te guiará a su lado. Te ha estado esperando todo este tiempo, y no se marchará sin ti. Esta noche vendrá a buscarte. Has acabado aqui; coge tus cosas...

Y entonces aparezco en esa habitación. La puerta está enganchada; abierta pero cerrada a la vez. La ventana abierta, y la contraventana golpea furiosamente todo lo que se cruza en su paso. Estamos alli, y vence un temporal como jamás se ha visto. Apenas puedes respirar, pero sabes lo que debes hacer. A duras penas, tras meditar unos segundos, te tumbas en esa cama y originas en tu mente la última imagen que grabaste en tu memoria de esa casa: su cuerpo tendido.

Hoy has decidido mirar a donde un día giraste la cara. Hoy has evolucionado. Eres libre...