- ¿A qué bus esperas, pequeña?
- No espero a ningún bus...
- ¿Entonces qué haces aqui? Este es el sitio de quien espera...
- Yo... Solo estaba...
- Se lo que ocurre. Quieres huir otra vez. Pero ya es tarde. Es él, ¿verdad? Te persigue.
- Bueno, yo...
- Debiste deshacerte de él entonces. Ahora es demasiado tarde. El olor de su camisa aun te da escalofríos, ¿verdad?
- ¿Q-quién es usted?
- Digamos que soy alguien que te conoce muy bien. Todos esos sueños, todas esas señales son...
- Pero, ¿usted qué sabe de mi? ¡Usted no sabe nada!
- Se el infierno por el que has pasado, pequeña. Y se que siempre pensaste que todo aquello no te correspondía a ti. No podías salvarla... Hicieras lo que hicieras, jamás habrías podido salvarla.
- ¡Eso es mentira! Usted no lo entiende...
- Yo estuve alli. Se lo que viste. Se qué sentiste en cada momento. Y se que el dolor de esa herida aun recorre tus venascada vez que vuelve a tus sueños. Pero créeme. También se que en aquel momento no tuviste otra opción. Hiciste lo correcto.
- No. La abandoné. Él se marchó por mi culpa. Y ella jamás podrá perdonarme...
- Ahí es donde te equivocas. La única persona que no te perdonará, eres tu misma. Necesitabas ser la heroína de esta historia porque estabas tan asustada...
Él no se marchó por tu culpa. Se marchó porque tenía que hacerlo. Y ahora tu debes dejarle ir, porque ya no es parte de ti.
- Nunca lo fue. Pese a que estuviese a mi lado, le sentía a kilómetros...
- No puedes salvarlos a todos, si no eres capaz de salvarte a ti misma. ¿Cuánto tiempo hace que te perdiste?
- Supongo que hace demasiado.
- Levántate, el bus ha llegado.
- No... No he venido a coger ningún bus...
- No lo has hecho, pero han venido a recogerte. Es hora de que te marches de aqui.
- Pero, ¿y mis maletas?
- A donde vas, no las necesitas. No necesitas nada.
Anda, vete ya... Es la hora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario