Después de aquel primer encuentro, las cosas habían quedado bastante en el aire. Todos, sobre todo Marcos, habían dejado a Xandra de perturbada y psicótica. No sabían el verdadero alcance que esto podía tener...
Un Domingo por la mañana, Ramón se encontraba desayunando en su cuchitril polvoriento. Empezó a sonar el teléfono, y no sabía muy bien donde lo tenía. Tras un rato buscándolo, pudo agarrarlo solo cuando dejó de sonar.
- Veamos... ¿Quién conoce este número?- Se preguntó sorprendido. Tras acabar el instituto, había cambiado de teléfono para que nadie indeseable pudiera encontrarle. Solo lo tenían un par de personas, y no estaban en la ciudad.- Vaya, qué conocido me resulta este número...- Mientras sacaba una libreta del cajón de los calcetines, pensaba de qué podía sonarle. Estaba claro; era tan listo para cambiar de número para que no le encontraran, como para haber apuntado todos los números que tenían, por si conseguían hacerlo.
Ramón no pudo dar crédito cuando encontró el número. - ¿Cómo demonios me ha encontrado? Joder. No puede saber que me escapé...
***
- Ps, no contesta. No se, sigo pensando que Xandra exageró cuando dijo que podíamos andar en problemas... Pero pensándolo, pensándolo... Hay que tratar de dejar todo atado. -Marcos tenía cara de preocupación, hacía días que estaba dando vueltas a todo aquello, y aunque no acababa de cuajar en su cabeza, era un chico práctico: nunca dejaba un quizás en el aire.
- Yo tengo miedo, tío. Imagina lo que podría pasar si se supiera...- Simón estaba al borde del colapso nervioso, y así lo indicaba los chorretones de café de su camisa polo. Parece mentira lo que pueden hacer los nervios. Siempre parecía un pincel, pero desde que Gabi había vuelto, estaba descontrolado.
![]() |
foto de allegramag.es |
- Simón, hijo, es que tu tienes miedo hasta de una sombra en la pared. De todas maneras, si tenemos que agradecerle algo a Xandra, es que nos haya obligado a reencontrarnos. ¡Te echaba de menos, colega!- Marcos era el mejor amigo de Simón en el instituto, aunque el hecho de que tuviera que seguir sus estudios en EEUU, hizo que se distanciaran hasta perder casi la totalidad del contacto.
- Yo también a ti, tío. Esto se ha movido muy poco desde que te fuiste. Pero bueno, así me he podido concentrar en el trabajo, y acabar mis estudios. Aunque... No se, a veces recuerdo aquella noche, y desearía que no hubiera ocurrido... Formábamos una panda genial, y lo estropeamos todo...
- Bueno, las cosas se estaban empezando a poner tensas, acuérdate... Gabi empezó a hacer locuras que no pegaban mucho con nosotros. Y siempre hubo es competencia insana entre Xandra y ella. Al fin y al cabo, habríamos terminado mal igual, antes o después.
- ¿Crees que Xandra sentía algo por mí? Quizá de ahí viene todo. - Simón siempre había sido muy ingenuo, pero en cuanto a chicas... Ese sexto sentido que tienen ellas... A él le faltaba hasta el tercero.
- Jajaja, vamos Simón, no puedes estar hablando en serio... ¡Xandra estaba conmigo!
- ¡No jodas! Pues vaya grupo de mierda... Jajajaja, aun así, tío, añoro esos tiempos. Salir hasta las tantas, el parque de los columpios...
- Bueno, las cosas cambian, ya sabes. Uy, ¿de quién mierda es este número? Qué raro...
- ¿No será de EEUU? Qué prefijo tan raro...- Simón parecía haberse tranquilizado, pero lo cierto es que seguía siendo un manojo de nervios.
- ¿Diga?... Ah, ¡hola Mon! ¿Cómo estás?- Simón se puso tan pálido como la leche. Era presa del pánico. Comenzó a hacerle señas a Marcos para preguntarle si ese "Mon" era Ra-mon. Marcos puso los ojos en blanco. Qué crío...- ¡Vaya, hacía mucho que no hablábamos! Sí, he vuelto hace un par de semanas... Claro, me apetece mucho... Vale, trato hecho, alli nos vemos. ¡Un besazo!.
- ¿Era Ramón? Dios mío, ¿cómo has accedido a verle? Tenemos que llamar al resto...
- Simón, coño, tranquilízate, ¡que era Mónica!- Marcos lucía una sonrisilla muy tonta. Hacía tiempo que no lucía sus dientes blancos brillantes.
- ¿Mo-mo-mo-mónica? ¿Mónica Díez-Orio, del instituto?
- Si, hace mucho que no la veo, no se cómo se ha enterado de que he vuelto... En fin, he quedado en media hora con ella en el centro, así que tengo que dejarte, colega.
- Vale, pues pásalo bien con ella, ya me contarás qué tal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario