Sentada en el bordillo, espero.
- ¿A quién esperas?
- Tal vez a ti.
- ¿Cómo supiste que iba a venir?
- No lo sabía. Lo deseaba con todo mi corazón y mi alma.
- ¿Y si no hubiese aparecido?
- Me habría confundido contigo. Pero cuando siento algo tan fuerte, tengo claro cual será el resultado. Tenía que apostar al máximo.
- Vaya, no sabía que mereciese tanto la pena...
- ¿Y cómo no ibas a hacerlo, si cada vez que me sonríes el reloj deja de moverse? Solo tuve que sostener tu mano una vez, para saber que tu eras él. Que no había otro. Pero era difícil, y tu lo sabes.
- Entonces, ¿por qué has tardado tanto?
- Tenía que ser cauta... En tu mirada vi lo que te habían hecho. No podía ir deprisa si no quería perderte.
- Y no lo has hecho. Pero tampoco habrías podido. Sentí lo mismo la primera vez que te miré...
- Shhh...
Bajo la luna llena, un beso. Largo, silencioso y profundo. De esos que calan al alma más herida...
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