lunes, 3 de junio de 2013

La bomba

Mirando el fondo de un vaso, con la mirada perdida, y el pensamiento en aquel día.
Recuerdo cómo llegué allí en mi sueño, como deshice las maletas y me quedé.
Hoy el sueño está nublado por una neblina que no se disipará.

Me bajo del coche, miro a un lado. Miro al otro, y no hay nadie. No estoy segura de que nunca lo haya habido.
Maldita sea, ¿dónde os habéis metido? La última vez que me sentí inseguro, me dijisteis que jamás os marcharíais.
Y no solo no lo habéis cumplido, sino que habéis cernido sobre mí toda esta niebla espesa que no me permite ver.

Está bien.
Subo al coche, y enciendo el motor. Oigo el tictaqueo de un reloj. Hay una bomba. Salgo corriendo, hasta donde me permiten las piernas, y cuando me frenan, salto. La onda expansiva me alcanza, y me lanza rodando hasta un camino de tierra.

¿Dónde demonios estoy? Hay varias señales. Por desgracia, cualquier lugar al que me dirija, está demasiado lejos, cuando un coche completamente hecho añicos, y un motor que no funciona es tu medio de transporte.
Estoy cansado. Joder, estoy tan cansado, que ni siquiera las piernas me responden.

Pero no puedo esperar, está anocheciendo. Andaré y seguiré andando hasta que las fuerzas me abandonen del todo. ¿Y en ese momento? Seguiré andando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario